Cuentan que el corazón del Mausoleo de A
Cuentan que el corazón del Mausoleo de Adriano era una sala donde se custodiaba el gran vaso de
piedra roja, relicario de las cenizas del emperador. A pesar de haberse convertido la mole, poco después, en
fortaleza defendida a marmolazos, la cámara funeraria permaneció intacta durante mil años,
más segura que el imperio y la ciudad, hasta que el papa Inocencio II la profanó. Seguramente
arrojó a Adriano al Tíber, como ya había hecho otro papa cuando descubrieron a
Nerón, y la urna vacía desapareció más tarde en el trasiego de las antigüedades
pontificias, pero su tapa, invertida, fue colocada pro Carlo Fontana, y aún funciona hoy día, en la
Basílica Vaticana, como pila bautismal, iniciática, recipiente para la resurrección, fuente de la
vida y alimento duradero, verdadera sopera pastiche, de pórfido antiguo, bellísimo, y bronce moderno,
menos afortunado.
Otras dos famosas soperas italianas, gemelas, se encuentran en el jardín inferior de la Villa Pallavicino delle
Peschiere, en Génova, diseño probable del Alessi que Rubens dibujaría después.
Están formadas por una gran taza oval gallonada de mármol agrisado y monolítico, con el
borde curvado que apoya en cuatro pequeños pilaritos unidos por sus bases por dos plintos corridos que se
cruzan en sus centros, cruz donde verdaderamente descansa la urna, pero disimulándose tanto el descanso
que parece colgada del borde, sostenida en la tensión de sus gallones inflados. Al compararlas con la taza
central de la Villa Pía de Pirro Liborio, exactamente de los mismos años y también preciosa
aunque inocente, se percibe en las genovesas el deleite de entretenerse en tan poca cosa como podría parecer
el artificio impecable de su difícil anclaje, por ser la forma pesada y perfecta, ya que la perfección que
posee antes de apoyar prohíbe cualquiera de los contactos a que su peso le obliga.
Las mesas de San Antonio, por el contrario, aunque también abundantes en Italia y España, son
particularmente sevillanas, como lo es su nombre y el cuadro de Murillo que las nominó. Son las mesas
más planas que existen y por eso sus patas son mesas estrechas y tumbadas.
Las mesas de San Antonio más puras, como las soperas suntuarias, no sirven para nada concreto, y bien que
lo sabía el Santo murillesco, que la usaba para colocar sobre ella, en un jarro con agua, los símbolos de
su pureza.
1 Teatro Lope de Vega: famoso teatro sevillano del que esta sopera fue tulipa de luz. Ahora en cambio puede usarse como jarrón para poner azucenas, como urna cineraria y como pila bautismal.
1995 SIERRA DELGADO, José Ramón. "Sopera Lope de Vega y Mesa de San Antonio".
En AA.VV.: DISEÑADORES EN ColorCore.
Ajuntament de Barcelona. pp. 48-49.